jueves, 14 de junio de 2012

conversaciones 2.


El otro día fui a visitar a amigo Marcos. Mientras tomábamos mate, en algún momento le pregunté si X persona le caía bien.
- No me cae bien, pero no me desagrada. - Me dijo.
- ¿No es lo mismo? ¿Que alguien te desagrade y que alguien te caiga mal, no es lo mismo? - Le pregunté.
Se quedó pensando un momento.
- No. - Me dijo – Puede caerme mal alguna persona que admiro mucho. De hecho, pasa. No puedo admirar a alguien que me desagrade.
Me pareció una buena respuesta, una buena diferenciación en los términos. 

idea sin concretarse, hará una semana atrás.


Hace poco leí una novela corta de Sartre, El engranaje. En una parte, Jean le dice a Lucien algo más o menos así: “Eres constitucionalmente un burgués. Tu padre nunca le ha pegado a tu madre, nunca te han echado sin previo aviso de una fábrica, dejándote sin poder alimentar a tu esposa e hijos, sólo porque necesitaban 'limpiar personal'. Eres anti-violencia porque nunca conociste la violencia. Pero la revolución se hace con violencia.”
Cuando Jean le pregunta a Lucien cómo haría para crear consciencia revolucionaria, éste le responde: “con cultura, con diarios, libros, obras de teatro...”. Me sentí, constitucionalmente, una burguesa.  

conversaciones 1


Recién le pregunté a Padre cuándo comenzó a acostumbrarse al sistema (Padre esconde en su pasado un joven militante de izquierda. Hoy es oficialista K). Extrañado y sonriendo burlonamente, me respondió que suponía que había sido cuando empezó a tener propiedades. ¿Qué es una propiedad? ¿Una casa, un auto? Y si, me dijo. Una casa, un auto, artefactos, libros...
Me llamó la atención que los artefactos y los libros estuvieran en la misma categoría que las casas y los autos.