viernes, 30 de septiembre de 2011

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Intentando escribir sobre una persona a la que se le enfría el café en un bar, no puedo desligarme de mi circunstancia actual, a la vez que un pasado lleno de caligrafía ruidosa se hace presente (mejor dormir una siesta, corta, pero efectiva). ¿Qué pasa con la persona que toma café, pero se le enfría? Es un hombre alto, flaco, pelo corto y negro, con ojeras -Tiene la mirada perdida, sería quizás demasiado trillado decir que espera a alguien, y por eso se le ha enfriado el café, pero, ¿que otra cosa podría esperar, si no es a una persona?

dos cosas.

1. Que suceda todos los viernes, no significa que hoy, por ser viernes, va a suceder.
2. "a entonces b" no existe, nunca, siempre hay más variables a considerar.

viernes, 16 de septiembre de 2011

pensamiento 5 am

Los garcas hacen chistes, ríen y toman mate, y parece que nadie tiene la culpa de nada



Pero la responsabilidad la tenemos todxs

(algo así, no sé)

♣+◘•

El perro que vive a tres cuadras de casa y que tiene un ojo negro y otro azul, el vecino que apaga las luces siempre a las dos de la mañana, y el vecino que pasa las noches asustado con miedo a que le roben, el paralelismo con los números impares y septiembre, las pruebas del delito que posan sobre el pasto y de vez en cuando son limpiadas, todas esas cosas cotidianas que no importan, no en verdad, pero sin ellas las cosas quizás serían diferentes. 
Y bueno, esperar a que pasen unos días más, porque sí, y el bicicletero que me toma el pelo, y mi cara de nada cuando todos reían hoy. Los viejos jubilados con impresionantes ganas de reírse de cualquier cosa en el cine, el semáforo de Alvarado que nunca está verde para mí, la amiga de mi madre que siempre es tan simpática, el viejo de San Juan.

Amiga, tengo miedo, porque hoy me saludaste y te dí un abrazo, pero parece que algo anda mal.
Y ya se que no somos amigas, 
pero pensaba que mañana
podíamos perfectamente serlo.

jueves, 15 de septiembre de 2011

siempre igual

Paso las noches tomando mate, y después té, y después mate, y después té. Fumando en la ventana, escuchando una radio que pasa sólo música, esperando ese momento en que suene un rock viejo bailable o una canción tierna de los Beatles, esperando a que salga el sol para lamentarme una vez más. Paso las noches, con sueño o sin sueño, leyendo un poco y escribiendo siempre, imaginándome cosas que nunca van a pasar pero que a veces pasan, recordando lo que pasó ayer una y otra vez, dando saltitos de alegría o deprimiéndome porque pasó una mosca y tengo el flequillo feo, haciendo de cuenta que hago cosas, cuando en realidad no hago nada, pasan las noches como quien dice pasan los días, una vez más ya falta poco para que salga el sol. 

domingo, 4 de septiembre de 2011

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Paloma tenía once años. Quería morir, y estaba decidida a suicidarse el día de su cumpleaños número doce, porque no quería pasar toda su vida como un pez en la pecera (hay gente que se suicida tirándose por la ventana - eso es absurdo - así se sufre más - uno decide terminar con su vida para dejar de sufrir -). La muerte no es tan importante, pensaba, lo que importa es lo que uno hace en el instante. 
René llora. Paloma la abraza, René le dice que no quiere que la vea así. Paloma la abraza más fuerte. Al día siguiente René muere. Si la muerte es esto, dejar de estar con la gente que amás, dice Paloma, entonces es algo tan trágico como todos dicen. Lo que importa es lo que uno hace en el instante. En el instante en que René murió, estaba lista para amar.

Los domingos son buenos días para andar en bici, cuando no pasan tantos autos por la calle. Las avenidas son otra cosa. Imposible la conciencia de saber que hay personas atrás de todas esas máquinas horribles que hacen ruido y aplastan. Hoy, tranquilidad. Aunque se extrañan los colores del otoño, y la primavera no es exactamente tan linda. En casa, lo primero sigue siendo el mate.