sábado, 19 de enero de 2013

aire de mar.

La gente en mi trabajo es chusma, y me pregunta alguien por esa amiga mía que estaba casada, por qué no vino más. Me hacen bromas y comentan que me voy sin avisar y vuelvo un lunes cualquiera, "lindas vacaciones te tomaste, ¡¿eh?!"; no entiendo si es un comentario con 'buena onda' o no, la gente insiste en llamar vacaciones a lo que yo llamo un viaje, aunque vacaciones es no trabajar, en un viaje tampoco estoy trabajando, pero no siento vacaciones, siento montaña. A los comentarios suelo responder con monosílabos o simples asentimientos de cabeza, sonrío.
Encuentro sin duda alguna que la ciudad me queda grande. Puedo afirmarlo como si afirmara que me llamo Lucía, que me gustan los números pares o que amo a la gata. En las calles hay demasiados autos y la ciudad está invadida por turistas. Ando en bicicleta roja sin temor, recordando a cada esquina que todavía no arreglé los frenos e inventando nuevas y asombrosas formas para no ser atropellada por camiones, aunque estoy exagerando, claro. Escucho canciones nuevas de las cuales ahora canto los estribillos, canto en el hogar, en el trabajo, canto en la bicicleta también aunque cante y a veces grito, afino, desafino, en la bicicleta roja aunque fume; y fumo mucho, aunque las calles vayan en subida y me canse pero sigo cantando, y aunque no me escuche ni mi propia voz. 
Un viernes no vinieron los amigos y miré una película en la oscuridad, lo sentí sentí martes, un lunes fue viernes y fui a tomar una birra con Pola, que me prestó un libro de cuentos de un escritor chileno, libro hermoso, gordo, pesado, grande, que no puedo dejar de leer compulsivamente. Busco recetas en internet y paso la mayor parte de mi tiempo libre jugando a intentar cocinar cosas nuevas, me equivoco en las proporciones y de un mismo error salieron hamburguesas vegetarianas, empanadas y una ensalada. Voy a la verdulería que queda acá a tres cuadras, el chico que atiende ya me conoce pero no por eso es más simpático, '¿qué querés hoy?'.
Escucho comentarios sobre un partido y le pregunto a la vecina, ¿quién juega hoy? Me dicen que el clásico Boca-River en Mar del Plata, acá en el mar,  ahora entiendo por qué tanto alboroto, claro que me había olvidado que existía Boca, que existía River, que existía un deporte que se llamaba fútbol..., mientras cocino la masa de un Lemon Pie fantaseo con aprendés portugués, ¿y por qué portugués?, y cuando nombro Brasil me hablan del mundial, y yo pienso en un pueblo, y cuando leo el cuento luego del otro cuento y la compulsión que me hace olvidar el cigarrillo, los hechos transcurren en un pueblo y yo lo imagino como este otro pueblo que ya conocí dos o tres veces, y vuelvo a saber que la ciudad me queda grande, y mi ventana que está siempre abierta deja entrar ahora el sonido de la ebriedad de las motos, la gente sale porque hoy es sábado, pero para mí es domingo, me cocino un revuelto de zapallitos y me voy a dormir temprano, ah, sigo cantando.

1 comentario:

don juan botones dijo...

Me encanta leerte, Lu! Beso grande. (Las respuestas monosilábicas son las mejores).