lunes, 19 de diciembre de 2011

pintar otra vez esta habitación

Hoy salí al almacén a comprar zapallitos para hacer una tarta, sucia, y en pijama. Pensé ojalá no me encuentre a nadie, es que la otra vez me encontré a un chico que hubiera sido mejor no encontrármelo. Me pidió mi número de celular y se lo dí, hubiera sido mejor darle un número de mentira, para qué, si igual nunca le iba a contestar los mensajes ni atender sus llamados. Tuve la sensación de que cada vez que salgo a comprar zapallitos voy en pijama, o de que cada vez que estoy sucia y en pijama tengo ganas de comer tarta de zapallitos.
Hace un rato leí declaraciones públicas de un ex-algo hacia una chica, y me reí porque le decía lo mismo que a mi. No, no quiero decir esas cosas que dice todo el mundo, no hablo de chamuyos fáciles. Si no de enrosques, pero siempre con las mismas palabras, los mismos conceptos, como si sintiera lo mismo. No puso copiar y pegar, su necesidad tan grande de tener a alguien a quien amar hace que siempre siempre sea un copiar y pegar. Ojalá esta flaca le corresponda en eso de tener necesidad de amar a alguien y caminar juntos de la mano, porque yo nunca la tuve. 
La noche venía bien, de pronto tuvo olor a melancolía, melancolía de qué, que mierda estoy haciendo. Ahora quiero escribir. No sé que quiero escribir, cualquier cosa, no importa, estoy cómoda acá y la gata se franelea contra mis pies. Las canciones que escuchaba hasta hace un rato ahora me dicen algo distinto. No puedo dejarlo salir. Tengo ganas de tomar mates largos. No tengo ganas de ir mañana a trabajar. 

No hay comentarios: