jueves, 24 de junio de 2010

viento helado.

Ya casi no lo veo. No lo pienso. A veces lo veo de lejos. Hace unas semanas me habló. Le respondí. No pude seguir con la cotidianeidad de mis planes. Hoy lo mismo. A veces lloro. A veces disimulo. A veces escondo la cara. Quizás es por eso que no escribo, para negarlo, negarlo todo, sin darme cuenta de que entonces estoy actuando como un conejo enjaulado. Son cosas que pasan, tomar un vino y sonreír. Luego la soledad. El cigarrillo termina de destruir. Destruir, destrucción. Pero son momentos. Al final, siempre vuelve a amanecer. Siempre volvemos a levantarnos. Tengo que volver a mirarte a la cara, y se que un día ya no importará, no importará nada. Mientras tanto, no todo está tan mal. Mientras haya gente, mientras los pájaros canten, el mate esté caliente en invierno, no todo está tan mal ahora y la música...

No hay comentarios: