lunes, 22 de marzo de 2010

not here anymore.

Y qué hacer ahora con esa desazón, ese desasosiego, era certeza enfermiza e incurable de saber que hoy no estás, la incertidumbre - la que no me alimenta - de no saber si volverás, o qué. Qué. Por qué me siento tan sola de pronto, cómo es que soy la única que lamenta tu ausencia, soledad en el sentimiento por ende. Soledad en el no poder compartir, el habla, los momentos, la quietud de dos que no es uno, dos que es un número par, mi número par quedó marchito y ni un colectivo puede ayudarme ya, pues lo que busco no es un pedazo, porque son dos, dos que no es uno, y no uno que es dos, nunca uno que es dos.
Recuerdo una noche invernal, de esas en las que te pedía un pulover y jugaba a ser un hombre, modificaba mi peinado, mi postura, venía de un círculo asfixiante en el que otro tipo de incertidumbre me consumía (la que justamente me daba vida), y las palabras abrían ese círculo sin siquiera tocarlo, era genial.
Y qué hacer ahora, que hacer hoy, qué hacer mañana, en la espera cotidiana de cinco minutos y el cigarrillo, cinco minutos solamente pero me gustan tanto, y ahora tienen ese sabor amargo, sabor amargo de que no estás, la incertidumbre de no saber qué pasará.

No hay comentarios: